N° 26, “EL MURAL POLÍTICO”
Texto: Fernando Ossandón Correa
Investigación: Victoria Jara Cáceres,
Fernando Ossandón Correa
y Fernanda Poblete Castro
Cuando uno recorre el Museo a Cielo Abierto en San Miguel, en compañía de un(a) dirigente social del Centro Cultural Mixart, que sirve voluntariamente de guía, siempre se indica al visitante que los murales exhibidos son de alto contenido social, pero que tienen uno solo de carácter “político”.
Afirmación que sorprende cuando, entre los 60 murales que componen el museo, se han observado escenas de vida cotidiana mapuche, un homenaje al Día del Joven Combatiente (con encapuchado y todo), tribus urbanas rebeldes, varios que exaltan la pertenencia a una cultura propia latinoamericana, un caballo torturado (cuando no en apuros), un niño trabajando con un carro (que demanda techo y trabajo), un homenaje a la lucha por los derechos elementales, la “resignación” de una fuerza provista de una cosmovisión ecológica ante un conquistador armado con balas y religión, el llamado a unir pueblos como hermanos (pintado por una delegación universitaria argentina)… y se podría continuar. Incluso los valiosos murales que deleitan a la vista con paisajes poblados de montañas, flores y todo tipo de animales, fácilmente hacen recordar la existencia de especies en peligro de extinción o la ausencia de un agua cada vez más escasa en su provisión natural.
¿Qué tiene de político el mural 26, Neoliberalismo por la razón o la fuerza, creación de 12 brillos crew, que no tienen los demás?
Desde luego es, tal vez, el mural más analítico, conceptual y simbólico de todos. Diseñado para ser “leído” de arriba abajo y de abajo hacia arriba, y en parte de izquierda a derecha o viceversa. El mural cuenta una historia, informativa, la cual depende de a dónde se elija empezar a “verla” y que puede demorar un tiempo y ciertos conocimientos para desentrañarla.